jueves, 4 de febrero de 2010

El iPad o la mayoría de edad del libro digital

Acabamos de asistir al último golpe de prestigitador de Steve Jobs. Apple ha presentado su último Gadget y, de nuevo, ha concentrado todas las miradas. Algunas directas, otras de soslayo, pero la única conclusión es que nadie dejará de sentir algo especial el día que toque el primero.

Las críticas han sido numerosas, algunas demoledoras, pero lo que sorprende es que la mayoría de los gurús tecnológicos no se hayan dado cuenta que Apple ha vuelto a dar un golpe de gracia a un sector vital de la información.

Con su iPod cambió la forma planetaria de oir, acceder y pagar por la música. Cualquier otro mp3 a su lado es comparar un Dacia con un Ferrari, y eso a pesar de los intentos desesperados de marcas tan de prestigio como Sony. Al final fabrican altavoces para iPod. Los que recordamos el poder y opulencia de las discográficas en los ochenta nos damos cuenta que realmente las nuevas tecnologías pueden hacer cambiar los cimientos más profundos.

Con su iPhone se ha alterado el valor del móvil. Posiblemente es más fiable un Nokia, más robusto una Blackberry, pero el único teléfono que comisiona el consumo telefónico es éste. Un nuevo mercado de la información revolucionado por la marca de la manzana.

Finalmente Apple se ha decidido cobrarse una nueva pieza: el libro digital. El más antiguo de los medios de información, el tesoro de la cultura, el formato que se ha resistido como ninguno y que sin embargo está maduro al final. Los gurús no se han dado cuenta que la marca de la manzana ha sacado el lector de prensa y libros digitales que cambiará el mercado. Reúne todo lo que se puede pedir: todas las aplicaciones del iPhone, se podrá utilizar con cualquier operador telefónico, tiene una pantalla del tamaño cómodo para el segmento de edad que considera, con razón, un trabajo de chinos leer en pantallas del tamaño de los teléfonos móviles.

Los directores de los periódicos internacionales y de las grandes editoriales ven, al final del túnel, una luz donde se acabe su decadencia: un soporte para sus contenidos y un modelo de negocio en el que la gente se acostumbró desde el principio a pagar: pagar por tenerlo (nadie te lo regala), pagar por conectarte, pagar por acceder a iTunes.

Se admiten apuestas: estas navidades debajo de muchos árboles aparecerán como setas iPads de regalo. Veremos como Apple te regalará varios libros dentro e, incluso, una suscripción a un periódico en versión electrónica gratis por tres meses. Ha llegado el momento de que leer una novela en un tablet, deje de ser una herejía para una generación exanalógica.

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